LETRAS MUERTAS
“Hay casas y existencias que asombrarían a las personas razonables. No comprenderían que un desorden que apenas si parece que va a durar quince días pueda continuar durante varios años. Pero esas casas y esas existencias problemáticas se mantiene tan campante, numerosa, ilegal, contra lo que se podía esperar. Pero en lo que la razón no se equivocaría es en que si la fuerza de las cosas es una fuerza, ella las precipita en su caída."
“Hay casas y existencias que asombrarían a las personas razonables. No comprenderían que un desorden que apenas si parece que va a durar quince días pueda continuar durante varios años. Pero esas casas y esas existencias problemáticas se mantiene tan campante, numerosa, ilegal, contra lo que se podía esperar. Pero en lo que la razón no se equivocaría es en que si la fuerza de las cosas es una fuerza, ella las precipita en su caída."
Jean Cocteau
POR: Eduardo Suárez
Rascándome entre dientes,
Busco letras
Encuentro ladillas, amibas
Mentiras residuos de comidas
Las palabras habladas se me esconden,
Se derriten en saliva
Tomo pluma y papel
y
Vómito ideas enseguida,
Me río de la vida
Y lloro a escondidas.
Con dolor escruto las neuronas
Disuelvo concepciones preconcebidas.
Con odio e ira
Mantengo encendida
Mi apagada vida
Rascándome los dientes
Busco letras escondidas
Con rabia…sin vida. La mano me tiembla
al escribir. Llevo no sé cuánto días de no salir de este sucio cuarto, que seguramente este olor hediondo que ha marchitado mis margaritas ya me apetece indiferente e inofensivo. Montañas de latas de conserva regadas a lo largo y ancho de la recámara se amontonan en desorden, creando un campo de arte postmoderno adornado de escupitajos rojos de un Warhol muerto sobre el suelo. Por la noches dejo que me bañe de bruñido semen plateado de una luna triste y veo pestañar a las sempiternas estrellas que yacen asomadas entre el contaminado firmamento. He decidido alimentar mi odio de recuerdos, ecos de mi pasado que poco a poco he dejado que el hocico del olvido los triture y se los trague, pero quiero hacerlo regurgitar, deseo recordar… no sé por qué estùpida razón estoy escribiendo esto, si ya hace algunas horas, días, meses, años -que no sé ya del tiempo-… que jure no volver a jugar este juego de niños estùpidos, que deciden crear y destruir a la vez ficticias existencias de personajes letrados, como si fuesen tan sólo un pedazo de mierda ¿no se darán cuenta que también somos un personaje más de un dios caprichoso? Tal vez sea porque la soledad ha derrumbado mi imagen dentro de las paredes menguantes de la realidad. Por veces he creído ser solamente un sueño, o unas otras una pesadilla que rebota y resbala por cavernas neuronales, introyectadas de otros sueños a la vez. Pero despertaba con dolor de cabeza deseoso de probar una nueva droga. Volteaba los ojos en blanco y dejaba que las sustancias recorrieran mi cuerpo excitado, convulso de indómitas ideas que poco a poco construían castillos de cristal astillado, reflejó de espejos apolillados…peripecias imaginativas de mi propia realidad. Giraba la vista al mundo de los vivos-muertos, miraba y miraba, a través de mis vidrios empañados: fláccidas nalgas parlantes adornadas de bailarines senos, alimento de mis noches de masturbación. Veía como iban chupados, asfixiados los hombres de estresante cotidianeidad. Regresaban de sus destinos diarios: trabajo, escuela, mandado o de algún otro sitio con la cabeza baja y evitando chocar los ojos contra otros ojos; las miradas se convertían en filosos colmillos que podían lastimar ¿será porque ocultan su sentimiento de culpabilidad?, o a caso ¿ocultan tras sus pupilas la crueldad egoísta que exige para subsistir esta dinámica competitiva que demanda el mundo actual? No lo sé, las respuestas no me brincan a la mente, la certidumbre de las cosas no es una virtud que al hombre le ha siso dada. No sé, la verdad, flaqueo en cualquier momento y súbitas contradicciones alimentan mi razón. Acucioso ando por ahí de limar la paradoja existencia, limar las asperezas entre el pensar y el actuar, pero siempre fracaso. Unas veces anarquista y otras muchas mente absuelta capitalista; luego comunista, católico, mormòn y hasta budista, ahora loco desquiciado entre vértebras de concreto y lágrimas de setos moribundos que en silencio poco a poco van muriendo, entre cochambroso pavimento oxidado por el humo exhalado de la tecnología del hombre insano. He andado por caminos mal trechos, entre hirsutas colinas de basura, paseado entre la piel desgarrada del dolor que anda veloz entre el circo citadino. Me he rascado la cara haciendo de ella desperdicios banales… hace mucho que no me miro en un espejo, ya he olvidado la morfología de mi rostro y el color de mis ojos; ya echo de ver quién soy y si en verdad existo. Algunas muchas veces sigo pensando que soy producto de un cruel aborto, sacado de una mente perversa y un pene escupetinta. Tan sólo miro mis flacos brazos y mi anémica carne sucia. Mis uñas yacen cortas por que me las muerdo de nervios como muchos otros lo hacen a diario. Soy como todos y a la vez soy como nadie. Me he olvidado que casi ya he desaparecido. Si he vivido antaño era para los demás. Idiotas todos aquellos que piensan que viven para ellos mismos, ingenuos pues tan solo han convenido con la maquina social. Idiota idiosincrasia moderna colmada de pútridos ególatras radicales, banales y perversos…me sigue temblando la mano y no creo que sea el ansia de masturbarme con la imagen de una virgen o el de la trocada pintura de la última cena. Me sigo preguntando ¿por qué escribo, para quién lo hago y si algún curioso lector dejará que lo penetre con mis signos astillosos? No lo creo. De todos modos ¿alguna vez he escrito para alguien? Aaaaaaah, creo que sì. Fue para la puta de mi madre. Que buena puta era y que buena estaba ella. Recuerdo que le escribí sobre el pálido brazo: oye madre eres mía toda, tu piel de luz solar, tu mirada de triste luna y tu cabello de mar también… después de ese día no la vi más, creo que pensó que algún día la violaría mientras dormía o se dio cuenta que su hijo había nacido con un defecto mental. No me duele, en el fondo la odiaba al final nos teníamos que separar… ¡esos pinches quejidos de nuevo! Disculpen, es que el pinche rechinar de la cama vecina y los estridentes gritos de esa mujer me roban el sueño y la atención. Me dan ganas de sacarme la polla y propinarle una zaga de vergazos entre culo y oreja… ¿en qué estaba? Ooooh sí, en el sentido del texto. Bueno espero no ser leído por ningunos ojos, ni tampoco pido ser entendido ni mucho menos apreciado, mil veces prefiero ser odiado, tal vez ser un pequeño charco casi seco sobre el pavimento, donde tu reflejo convulso sacuda a algún torpe cerebro. Pero sigo escribiendo sin orden, ni principio ni fin. Me resisto a seguir estándares de la “buena literatura”, fusilarme un estilo literario de algún maestro desquiciado y ser abrazado por la crítica ¡baah! Que importa esos círculos de idiolectos vendidos. Deseo que mi muerte sea sobre un papel vomitado de mí mismo… así que no sé cuantos días llevo sin salir de aquí, de mi cuarto protegido de huesos craneanos y pelos tiesos o dreadlooks como les quieras llamar. Me parece que he perdido la compostura desde que estaba en el vientre de mi madre y he sido yo mi propio héroe. Recuerdo a un tal opioso Cocteau que decía “la falta de compostura es la marca del héroe”. Ahora la pluma en la mano, la mano huesuda sobre una mesa sucia sobre un papel mojado, un hombre escribiendo otro leyendo, otros escuchando aburridos. La ventana abierta, el mundo abierto como féminas piernas, bostezos de bocas mal olientes…palabras sólo palabras
¿De qué están hechas las palabras?
De semen cuando escriben sobre el cuerpo;
De tinta neuronal sobre el papel;
De viento cuando sale por la boca.
“Las palabras son flores de la nada”.
Las palabras son rosas secas
Adornando jardines muertos.
Con las palabras se construyen
Sangrientas mentiras,
Sentimientos y mentiras verdaderas…
Son avispas dentro la cabeza;
Cantos cítricos
Cuando salen por las bocas sucias
¿de qué están hechas?
Maltrechas, estrechas…
A callar.