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Susurros de Chalco...

sábado, 18 de agosto de 2007

Serenata.

Y una vez que se apagan las luces
y en la oscuridad, disfrazados de besos
los labios truenan, arden
suavecitos
despacitos
ahí, en la espalda
ahí, en el pecho,
el mundo se calla y habla quedito,
con un vaso pegado a la pared
con el oído tras la puerta.
Ya nada hace ruido
ni los motores de los autos,
ni la luna de porcelana,
ni los traviesos intestinos,
ni la montaña escarchada.
Y es que una vez que se apagan las luces,
la serenata comienza,
ardiente como una colilla de cigarro,
tímida y dulce,
cómo una jara del Ládano en tu naríz.
E.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vos a logrado, que mi mente viajara, que mi pecho temblara, quise dar un grito de emoción, pero me aguante por que temí, que la sensación desapareciera!!

Anónimo dijo...

Tal ves ni siquera te importe este bobo comentario, solo queria decir que esta buenisimo. Por aquellos instantes de musica en tu cabeza!