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Susurros de Chalco...

viernes, 21 de noviembre de 2008

A mi puta vida, que se la lleve mi puta vida.

Y lo vi pasar, era lunes, iniciaba la semana con una resaca terrible, la garganta era fuego y mis ojos un pequeño sumidero en el cual se perdía toda visibilidad; probablemente no lo vi pasar pero recordé la loción que portaba aquel día.

Hoy subiré al metro imaginándome que todo pasa y a mi nada me toca, supongo un día normal, solo pensare en que me va a tocar hoy.
En el trabajo encontré muchos hombres, cada uno de ellos son el misterio de la vigorosidad, lo mismo de siempre, una copa, tres copas y un buen apapacho, pero el no era de esos, la mirada era desviada y despistada, procuraba tomar y chiquitiar lo tragos; jugaba con el salero entre sus dedos, parecía ser ávido, era raro, no único de la especie, eso es prendido.
Atravesando el tiempo por vueltas entre cada baile de salas, cotorreaba con la banda gay, esas personas que si la satisfacción no era el placer de comer lo seguiría de un buen someter, (jajaja, someter, suena de a perrito…!)

A la travesía de las luces entre la magia del humo del cigarro, un porro en el callejón, la platica con los gays se hacia mas densa, una platica picosa, pero quisquillosa, no era de cosas que no me quería enterar pero me daba risa sin parar, todas las noches a esa hora salía con “ellas” (con todo respeto) a fumar un poco y a que el aire desvanezca las cubas; era costumbre que después de la hora del porro entrabamos como desbocadas a trabajar, era baile constante, buscando en cada vuelta la oportunidad de mi raya. Aquel hombre seguía raro, me sorprendía esa actitud. Estos lugares son de frenesí y un poco de locura, hombres deseando gemir o si tenían suerte de hacer gemir. Fumaba desesperante, aterrizaba miradas en la pista de baile con gran indiferencia de ambos bandos ni pa gemir ni pa hacer gemir; ese era el fin de mi lugar de trabajo; no tomaba importancia, seguía copa por copa de mesa en mesa de pierna en pierna como de rutina, ya dadas las cuatro de la mañana y con una peda encima, me transporte a ese lugar. El hombre seguía bebiendo tequila de solo, -normal pa esos días, eran fríos y lluviosos-. Me atreví a invitarle otro, el solo miro mi rostro y dijo –pues a chuparle porque se dobla- yo me reí demasiado, aparte de mi embriaguez ese comentario me hizo desmembrar una sonrisa muy sincera, no me sorprendió, ya que su cara notaba sonrojada como un ebrio irlandés, como de película, chistoso, aparte el era blanco y muy alto. Dejando aun lado el análisis que hice durante toda la noche sobre aquel hombre, chingándome al alcohol como si mi garganta tuviera una ninfa dentro de ella, deseosa y ardiente, sin parar fondo tras fondo dirigiéndome a el. El hombre solo perdia el tiempo manoseándome las nalgas, eso estaba rico; no hablaba, yo besaba su oído y lo único que recuerdo era aquella loción.
Dice el hombre –
-Vayamos a mi hotel, estoy de paso, no tengo nada que hacer de aquí hasta que salga el sol, ¿vas o no vas?, tengo dinero que te puede gustar, tengo una botella de brandy en mi cuarto, demasiado lubricante, solo falta alguien…
Yo –
-mmmm, no lo se…
…está bien vamos.

Ya enfilados en alcohol y ninfas, ya no en la garganta, sino en todo el cuerpo, dedique la travesía en el automóvil atiborrándome de su verga, el seguía sin decir nada, yo disfrutaba del camino.

Intente besarlo y no se dejo.
Yo –
-no te preocupes bebe, eso yo la pago, disfrútame porque yo termine de trabajar a las 4:30 de la mañana, eso corre de mi cuenta…
El hombre –
-no te apresures, ya llegamos…

(Mucho silencio de lobby a su cuarto, solo mis zapatillas y sus enormes botas).

Al entrar al cuarto me le deje ir como una loca, era temible el solo me agarro y empezó a tocar mi vagina, deseaba todo, eran manos grandes y fuertes, venida tras venida, ya no me importaba nada, su mano estaba mojada y en mis piernas escurría pasión.
Comenzó a chuparme las tetas, lamerme el cuello, yo solo volteaba al techo con mi mirada bizca y mas que perdida, me aventó a la cama, se dirigió a el closet, (no hay ninguna palabra desde el coche). Sinceramente el me conquisto, me fascino, me prendió me…

Saco una bolsa de coca, imagine el bajón, solo me dedique a la mesa con el, suspiro tras suspiro como de enamorados apabullados de tanto amor, era risa tras risa, enormes carcajadas, era increíble, de pronto cerré mis ojos y volé por la habitación, eran cuchillos mis aviones, trabajaba como avión con gasolina de sangre. Comenzó a introducirse en mi, abría mis piernas como compás a 180 grados, tronaban cohetes de mis huesos, chispas rojas y enormes ríos.

Hombre –
-te dejo 400 pesos, sea suficiente o no, no hiciste lo que quería, solo me llevo tu ropa y un dedo, ya limpie el cuarto, no hagas ruido, solo descansa, no tardaran en venir por ti.